Saltos al futuro
Los saltos al tiempo futuro parecen ser casi tan frecuentes como los que se refieren al pasado; la diferencia es que quienes los experimentan suelen quedar mucho más aterrorizados. Estas experiencias de precognición parecen entrar dentro de dos categorías: precognición mientras se está despierto y precognición en sueños. La segunda puede incluir también sueños repetidos premonitorios, pero son más comunes los sueños aislados. El tema puede ser de naturaleza trivial o trágica. Curiosamente: los acontecimientos dramáticos de la vida parecen no tener prioridad: se dan en aproximadamente la misma proporción que los demás.
Es bastante común que en los sueños aparezcan lugares concretos desconocidos para el que sueña. El individuo puede encontrarse con la misma escena más tarde, y en consecuencia el sueño será considerado como una precognición. Sin embargo, puede no ser éste el caso. Parece ser que la mente a menudo registra información subconscientemente, a través de escenas que se ven en la vida real y que más tarde son olvidadas excepto en los sueños. Luego, cuando el lugar verdadero aparece en la vida real, se cree que ha sido anunciado de una forma precognitiva a través del sueno.
La incidencia que tienen los sueños premonitorios supera la de la precognición en estado consciente. Esta es muy común, casi siempre involuntaria, y se da frecuentemente en un corto período de tiempo antes de que se produzca el acontecimiento anunciado. Constituye una predicción más que una premonición, y suele tener por objeto sucesos de escasa importancia. Sin embargo, cuando predicen acontecimientos dramáticos, éstos son precisos e inequívocos. El tiempo transcurrido entre la experiencia de precognición y su cumplimiento suele ser corto, cuestión de horas o días.
Uno de los casos más sorprendentes de precognición de un acontecimiento dramático le ocurrió a la señorita R. H. Hodgskin. de Birmingham (Inglaterra). y a una amiga suya a la que llamaremos Tessa G. El 20 de abril de 1974 las dos estaban pasando el día en Londres y decidieron visitar la Torre. Todo estaba tranquilo y en la "White Tower", que alberga el museo de armas antiguas, sólo había unos cuantos turistas como ellas.
Tras haber pasado un rato contemplando las armas, las dos amigas empezaron a encontrar la atmósfera de los calabozos deprimente, y decidieron volver afuera. Habían subido la mitad de las escaleras cuando Tessa se volvió hacia su amiga y le dijo: "Oigo chillar a unos niños." La señorita Hodgskin no oyó nada, excepto un ligero murmullo de conversación en la parte de abajo, y así se lo dijo a su amiga. Tessa empezó a inquietarse y elevó el tono de voz. "No -dijo- oigo a unos niños gritar y dar voces." Su amiga no conseguía oír nada anormal, y cada una de ellas pensó que los sentidos de la otra funcionaban mal. Sin embargo, Tessa G. estaba evidentemente convencida de que había oído los gritos de los niños, y quedó bastante desconcertada. Finalmente, el punto muerto en el que estaban se resolvió saliendo al exterior en busca de una reconfortante taza de té. El asunto fue olvidado por el momento.
Unos pocos meses después, explotó una bomba terrorista en la "White Tower", matando e hiriendo gravemente a una serie de personas, incluidos varios niños.
¿Qué es lo que oyó Tessa? ¿Sonidos de dolor y terror provenientes del sombrío pasado de la Torre de Londres? ¿.0 la agonía de unos niños que iban a sufrir en aquel mismo lugar unos meses después? Esta segunda explicación parece más probable, aunque no hay ningún medio de confirmar o refutar la cuestión.
La iglesia de Pyrford, donde la señora Turrell-Clarke, presenció unas vísperas del siglo XIII.
La frecuencia de casos de precognición es bastante alta. La predicción tiene una historia casi tan larga como la de la raza humana. y los profetas siempre han tenido cierta fama, aunque, como indica el refrán. "nadie es profeta en su tierra". En realidad, cuando las profecías han sido pesimistas (y exactas) se ha demostrado que ver en el futuro constituye una experiencia peligrosa. Sin embargo, la precognición se sigue produciendo y no parece estar sujeta al control humano. Quizás un día podremos aprender a controlarla.
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viernes, 11 de diciembre de 2009
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